EL DOLOR DE DEJAR DE HABLARLE A TUS PADRES

No puedo imaginar el dolor que tienen que sentir estos jóvenes para tomar la decisión de dejar de hablar con sus padres para siempre. Evidentemente, en casos de violencia, abuso o problemas graves como las drogas, es una decisión muy acertada protegerse y cortar la relación. Culturalmente parece contraintuitivo en nuestro país, pero hay que hacerlo. Sin embargo lo normal es que a veces nos despeguemos de nuestros hijos porque nos cuesta entenderles. Entramos en un círculo vicioso de reproches y reducimos a eso nuestra conversación (tu cuarto, tus estudios, las horas,…). Por eso es tan importante el mantener con ellos una comunicación aunque sea superficial (como explica fenomenalmente Antonio Ríos) que permita dejar entreabierta la puerta para cuando tengan necesidad de contarnos algo de mayor enjundia. Que sepan que pueden contar con nosotros si la cosa se pone fea. No podemos olvidar que ellos también están sufriendo y muchas veces solo necesitan sentirse comprendidos. Y como dice otro referente de la comunicación infanto-juvenil, sobre todo en problemas asociados al TDAH José Ramón Gamo, lo importante es que en un futuro quieran venir con alegría a tomarse con nosotros una paella los domingos y nos cuenten cómo de bonito (o no) les va la vida.

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