NUEVO PODCAST EN ONDA CERO: EL ALCOHOL EN LA ADOLESCENCIA

El 73,9% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha bebido alguna vez en su vida y el 1,6% lo ha hecho diariamente el último mes. Durante los últimos 30 días, el 23,2% se ha emborrachado y el 27,9% ha bebido cinco o más copas, vasos o cañas de alcohol en un tiempo aproximado de 2 horas en lo que llamamos consumo en atracón. Además las mujeres beben y se emborrachan más que los hombres. Son datos del Plan Nacional sobre Drogas de 2021.

A partir de ahí nos hacemos varias preguntas:

  1. ¿Por qué beben nuestros adolescentes?

Sin haber una sola causa, digamos que la suma de ellas aumenta la probabilidad de generar un problema con el alcohol. También decir que hablando sobre el alcohol podemos parecer aguafiestas o moralizantes, pero hay que transmitir la evidencia que existe para que cada uno tome las mejores decisiones en su vida sea educando o consumiendo.

Para empezar nuestros adolescentes lo que intentan es ser adultos, sociabilizar con sus iguales porque tienen que construir su sociedad de adultos para el futuro y para ellos desde pequeños les hemos enseñado que el alcohol es un elemento inherente a los encuentros sociales (desde el bautizo a la boda), de diversión, de ocio y ellos que desde pequeños tienen normalizado esa manera de diversión la copian para adaptarse a su medio según las normas que les hemos enseñado.

Además esto se ve reforzado en los anuncios de los medios de comunicación. Pensemos en un anuncio de cervezas: no se habla de las características del producto, de si sabe bien o no, de su calidad nutricional, se habla de lo bien que lo vas a pasar, de que vas a estar feliz, integrado en un grupo… Los jóvenes manifiestan que beben más para divertirse, desinhibirse y estar bien con los amigos y hacerse mayores que para olvidar problemas familiares o personales.

El alcohol es la única droga que si no la tomas tienes que justificarlo, o piensan que estás enfermo o tomando antibióticos o lo que sea.

  • ¿Qué factores de riesgo tienen los adolescentes para que aumenten las probabilidades de beber?

Pues son múltiples.

Hay algunas relativas al desarrollo normal del adolescente.

El adolescente tiene sensación de invulnerabilidad, hace que se crean que esas consecuencias no les van a pasar a ellos. El adolescente le atribuye unas expectativas positivas al consumo de alcohol, del que esperan gratificaciones que valoran más y ven más probables que los riesgos de los que les hemos advertido.

Además al tener más potenciado el sistema de recompensa que como veíamos el año pasado está en una zona llamada el cuerpo estriado que entre otras cosas es el centro de selección de acciones en función de la recompensa esperada, la zona que nos proporciona las sensaciones de recompensa, placer, bienestar,… y que nos permite anticipar futuras recompensas. Durante la adolescencia descubren que hay actividades de joven y de adulto que les activa el estriado y les da sensación de bienestar, y una de ellas es el alcohol. Esa recompensa esperada prima por encima de la percepción de riesgo. Al ingerir alcohol esperan que la recompensan que esperan es más real y palpable a corto plazo que el posible riesgo que le hemos explicado.

Hay otras que son ya particulares de cada chaval: si tienen una baja autoestima, notan que no encajan, que no les hemos dado las herramientas necesarias para gestionar el fracaso, el estrés, los reveses de la vida… pueden necesitar de esa sustancia que desde chiquitos han aprendido a valorar como algo que nos va a posibilitar el integrarnos en el grupo de manera más fácil.

Y peor sobre todo si no hemos enseñado a nuestros hijos a decir que no: a veces los padres no valoramos lo suficiente la buena señal que es que los hijos nos contesten, que seamos una especie de saco de boxeo donde aprender a confrontar,… eso les entrena para confrontar después con sus iguales.

Si tienen un bajo concepto de sí mismos en el alcohol encuentran un aliado que aumente su reputación de malote, haciendo conductas arriesgadas que les hagan falsamente aumentar su percepción de subida en el escalafón social…

También hay causas familiares como familias donde está bien visto el consumo o donde ya hay problemas de alcohol.

La evidencia científica, nos indica que, cuando combinamos una menor percepción de riesgo y una mayor tolerancia y disponibilidad de la droga, nos encontramos con mayores prevalencias de consumo.

  • ¿Qué consecuencias tiene el alcohol específicamente sobre el adolescente?

Al margen de las enfermedades que todos conocemos que pueden afectar a un adulto como las que afectan a hígado, páncreas, estómago, etc., los jóvenes se ven afectados por el alcohol de una manera específica.

Uno de ellos es que consumen el alcohol en atracones, los fines de semana, en un modelo más anglosajón. Este patrón de consumo puede afectar a las estructuras cerebrales que están en desarrollo.

Además mezclan alcohol (que deprime el sistema nervioso central) con las bebidas energéticas (que les mantienen alerta con la cafeína), haciendo de ello un cóctel muy peligroso.

Esto afecta al sistema nervioso central a distintos niveles:

Por un lado el alcohol va a disminuir la sensación de peligro que nos da la amígdala, la parte de nuestro cerebro que genera las emociones. Las anestesia si tenemos sensación de peligro y les desinhibe. Eso les hace muy vulnerables a conductas de riesgo como conducir ebrios, relaciones sexuales de riesgo provocando embarazos no deseados o exposición a ETS, mayor consumo de drogas, etc.

Por otro lado afecta a la maduración de toda la estructura cerebral como a la corteza cerebral, interfiere en el desarrollo del cerebro impidiendo su maduración que ya sabemos que no va a terminar groso modo hasta los 25 años, haciendo que las personas que generan dependencia sean más inmaduras, con menos capacidad para planificar, reflexionan peor, la wifi o velocidad de transmisión de impulsos neuronales se ve afectada al verse igualmente afectada la capa de mielina,….A más temprano que sea este inicio de consumo peor pues más inmaduro es tanto el cerebro como los órganos como el hígado que tiene que descomponer el etanol.

Y una intoxicación por alcohol puede ser fatal, afecta a chicos con órganos inmaduros, directamente por afectación respiratoria o indirectamente por caídas, traumatismos cerebrales, aspiración del vómito… es una urgencia médica. Y no hablamos ya de las consecuencias a largo plazo como pancreatitis, cirrosis hepática, cáncer, etc.

Por decirlo de otra manera y como dice el Dr. Rubio, cada borrachera en la adolescencia es un billete directo a una lotería en la que todos los premios son desgracias.

  • ¿Qué síntomas pueden hacer saltar las alarmas en los padres ante este problema?

A veces se solapan con los propios de la adolescencia, y son difíciles de discernir, ya que les vemos más aislados, menos comunicativos, con cambios bruscs de humor… ¡Adolescencia pura!

Pero si vemos que cambia de amigos, que tiene un bajón académico, alteraciones en su patrón de alimentación, abandono del deporte, cambios en su aseo personal, alteraciones del sueño,… ¡Son señales de alerta! ¡Indaguemos!

  • ¿Cómo podemos prevenir su consumo en nuestros hijos?
  • El más importante es el de siempre: criar con apego y vínculo sano, pero a la vez poniendo límites a nuestros hijos. Los necesitan para pasar este momento de turbulencias. Tengamos una comunicación sana. Seamos padres presentes. Lo que más daño hace a un hijo es un padre ausente del que nota que no tiene interés por sus cosas.
  • Gestión del estrés: enseñémosles a frustrarse y solventar con herramientas adecuadas los momentos difíciles de la vida.
  • Aumentar su escala de valores dándole importancia a la salud y al cumplimiento de normas sociales.
  • Incidir en nuestro deseo de consumo cero. No hay que comprarles alcohol. No hay consumo seguro.
  • Aumentando las buenas compañías, conociendo a sus amigos, y actividades deportivas o de otra índole
  • Las campañas de prevención no suelen ser eficaces. Chavales que son abstemios o tienen un consumo reducido y esporádico declaran que no lo hacen tanto por el miedo a accidentes o enfermedades sino porque no quieren luego sufrir la resaca, ser el hazmerreír del grupo o fastidiar la diversión de sus amigos.
  • Formándonos como padres.
  • ¿Qué hacer si un hijo o hija llega borracho a casa?

Primerísimo es no perder la calma aunque nos subamos por las paredes.

Hay que tener claro que en algún momento pueden consumir pero eso no significa que vayan a desarrollar una adicción. La adolescencia es una etapa en la que se experimenta con muchas cosas, pero es lógico que nos preocupe como padres.

Si bien debemos ser firmes y tener las consecuencias establecidas para cuando ocurra el problema, debemos tender a que nuestros hijos se preocupen más de pedir ayuda que por ser castigado. Que sepan que puede haber consecuencias si hacen algunas elecciones poco saludables, pero que nuestra primera preocupación es su seguridad. 

A veces como hemos dicho ellos van a darse cuenta y tras emborracharse una vez escarmientan y no quieren volver a pasar por lo mismo.

Si se repiten las situaciones y vemos que lo necesitan por las razones que hemos explicado (baja autoestima, mala gestión del estrés, etc) y vemos que pierde la libertad ante la bebida, y que la necesita para su día a día social o emocional, entonces hay que  pedir consejo al pediatra o al médico de familia o acudir a un centro especializado que aquí en Córdoba tenemos muchos buenos profesionales en RENACER, ACALI, PROYECTO HOMBRE, etc.

  • ¿Dónde pueden los padres encontrar más información?

Recomendamos dos libros:

  • El laberinto de cristal de Cristóbal Rubio que es una guía divulgativa que explora todas las aristas de esta problemática, desde cómo afecta al entorno del paciente hasta el impacto negativo del estigma del alcoholismo en la recuperación.
  • Hablemos de alcohol: Por un nuevo paradigma en el beber adolescente”, de Javier Elzo. Da las claves de lo que afecta la familia y la sociedad en el adolescente que bebe.

Y el podcast de Onda Cero:

https://www.ondacero.es/emisoras/andalucia/cordoba/audios-podcast/mas-de-uno/75-jovenes-14-18-anos-probado-alcohol-menos-vez-vida_202407156695103e301df7000113cdf3.html

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